Conoce los “carbon credits” que están impulsando la sustentabilidad
Estamos en 1997 en La Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en Kyoto, Japón. Se desata la discusión y llegamos a un acuerdo en manejar créditos de carbono como una buena alternativa para reducir las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera. Adelantémonos al 2001 en Alemania donde 191 países ratificaron el protocolo donde para el final, el protocolo mandaba a 37 naciones industrializadas en conjunto con las Naciones Unidas a bajar sus emisiones.
Por primera vez, se puso la idea sobre la mesa de un modelo de negocio hacia la sustentabilidad y sistema de comercio de créditos de carbono.
Conozcamos más sobre la aplicación de este concepto.
La iniciativa hacia la sustentabilidad se engloba en el Acuerdo de París que funciona como un marco global para evitar un cambio climático irreversible, realizando esfuerzos para limitarlo a 1.5 ºC. También tiene el objetivo de fortalecer las capacidades de los países para hacer frente a los impactos del cambio climático y apoyarlos en sus esfuerzos. “El Acuerdo de París es el primer acuerdo mundial universal y jurídicamente vinculante al cambio climático, adoptado en la Conferencia Climática de París (COP21) en diciembre de 2015” (European Commission, 2021).
Según el Banco Mundial (World Bank), hay dos maneras para la fijación de precios del carbono:
- Sistemas de Comercio de Emisiones (ETS)
- Impuestos al carbono (Carbon Taxes)
El sistema de comercio de emisiones también conocido como los créditos de carbono funciona como un sistema en donde el límite para emitir gases de efecto invernadero se reducen cada vez más cada año. Las empresas con bajas emisiones pueden vender las asignaciones que no gastaron a otras que gastan más de lo permitido de tal manera que se crea la oferta y demanda del mercado de carbono.
Por otro lado, los impuestos al carbono solamente establecen una tasa impositiva sobre las emisiones de dióxido de carbono. A diferencia de los créditos de carbono, los impuestos no limitan las emisiones por entidad.
Así, cada país encuentra el camino más conveniente de acuerdo a su ecosistema económico.
Canadá confirmó en marzo de este año un impuesto al carbono como un eje central a su plan para combatir el cambio climático después de que tres provincias -Ontario, Alberta y Saskatchewan- habían presentado demandas por separado sobre el impuesto, argumentando que infringía su jurisdicción y contravenía la Constitución Canadiense. Actualmente, el impuesto está en $30 CAD por tonelada métrica, pero en diciembre, el primer ministro Justin Trudeau dio a conocer un nuevo plan climático donde el impuesto aumentará a $170 CAD en el 2030.
Estados Unidos, por otro lado, con la nueva administración se volvió a unir al Acuerdo de París. En el primer día de cargo, la reincorporación al acuerdo fue la tercera de 17 órdenes ejecutivas inmediatas de Biden que firmó. A diferencia de otros países, más de 300 empresas estadounidenses están exigiendo a la administración de Biden de empujar hacia el objetivo de reducir a 50% de las emisiones para el final de la década. En abril de este año, empresas como Apple, Google, Microsoft, Facebook, Coca-Cola, Mars, Danone, Nestlé, Walmart, Target, Ikea, Nike, Levi Strauss, Mastercard, Verizon, entre muchas otras firmaron una carta dedicada a la administración para comprometerse con dicho objetivo.
La oportunidad en la compensación de emisiones de carbono
El sistema de comercio de emisiones, además de contribuir a la compensación de dióxido de carbono en la atmósfera, está generando una oportunidad para nuevas empresas de obtener una fuente de ingreso adicional.
En la industria de la agricultura, la tierra está tomando ciertos beneficios además de la producción de comida. Con prácticas en la agricultura regenerativa emergente, Cloud Agronomics ha estado experimentando con la manera de absorber carbono del aire y almacenarla en la tierra, así ayudando a los agricultores a vender el beneficio como créditos de carbono. La empresa basada en Boulder, Colorado utiliza imagen hiperespectral, tecnología inventada por NASA, con el fin de evaluar un campo entero. Aviones equipados vuelan sobre el campo dos veces al año, antes de plantar y después de la cosecha, para medir el carbono orgánico del suelo.
Y así como esta solución, en la costa de Virginia y durante las últimas dos décadas, científicos de la conservación han esparcido más de 70 millones de semillas en las bahías, restaurando 3,600 hectáreas del ecosistema. El esfuerzo ha recuperado la hierba marina, una especie fundamental para la sostenibilidad de los crustáceos, peces y vieiras, ahora absorben cerca de media tonelada métrica de dióxido de carbono por hectárea por año. La Conservación de la Naturaleza de Virginia tiene como objetivo vender esas toneladas en créditos de carbono a cambio de efectivo.
“Conozco al menos 20 proyectos diferentes en este momento que están tratando de desarrollarse y comercializarse en los próximos dos años. Creo que vamos a ver una gran explosión” comenta el ecólogo marino Oscar Serrano de la Universidad Edith Cowan en Perth, “el mercado es pequeño pero está creciendo exponencialmente”.
Este nuevo mercado por los créditos de carbono están abriendo paso para nuevas soluciones globales hacia la sustentabilidad. Incluso, cada vez surgen más entidades con buenos números en emisiones de carbono que cuentan con la posibilidad de vender sus diferencias a empresas con procesos más complejos. Las empresas buscan evolucionar a ser más ecológicas y sustentables y con inversionistas priorizando métricas ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG), los esfuerzos se ven a gran medida y constantes. Por otro lado, organizaciones sin fines de lucro se han apresurado en registrar sus proyectos para lograr vender esos créditos a cambio de dinero y evolucionar su modelo de negocio.
Los créditos de carbono son una manera de financiar estas soluciones ecológicas para la disminución de carbono. El sector privado cuenta con el recurso económico y estas empresas requieren de una financiación sostenible a largo plazo para mantener los proyectos andando.
Un encuentro ideal para un propósito sustentable.
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